Puesta en marcha rápida y prestación de servicios para los clientes: en lugar de enviar paquetes de software y otorgar licencias, el cliente simplemente «se conecta» para ponerse a trabajar.

El mantenimiento por parte del proveedor es un alivio para los trabajadores: sin problemas con la instalación de software, licencias, actualizaciones o mantenimiento, pero pueden dedicar sus recursos a las tareas realmente importantes para la empresa.

Integración sencilla de nuevos trabajadores: no es necesario asignar nuevas licencias o instalar software después de incorporar nuevos trabajadores.

Uso de servicios desde diferentes dispositivos, fijos o móviles: el software ya no está necesariamente vinculado a un trabajo. Con los datos de acceso, los usuarios pueden utilizar las herramientas disponibles en el móvil o desde otros sistemas. Esto también facilita mucho el trabajo desde casa.

La arquitectura en la nube ofrece a todos los usuarios los mismos estándares de seguridad: gracias al almacenamiento descentralizado de todos los datos en un servidor en la nube, hay menos pérdida de datos debido a problemas locales de hardware o software. Además, las empresas más pequeñas disfrutan de los mismos estándares de seguridad que las empresas más grandes.

Las nuevas funciones y actualizaciones se implementan e integran considerablemente más rápido: dado que el proveedor ejecuta el software, el proveedor siempre tiene control directo sobre él. Esto asegura que los servicios estén siempre actualizados.

Orientación al usuario: a las empresas no se les cobra una tarifa fija sino que pagan por usuario.